Hazme rico en menos de un minuto

Los gurús financieros tienen algo en común con Tinder, Glovo y Nespresso

Los gurús financieros aparecen a todas horas en anuncios de Youtube, Instagram o Twitter. Aseguran que solo necesitas un teléfono móvil para hacerte rico, que puedes generar ingresos pasivos mientras duermes y que estás a un solo tweet de distancia del 6-figure business. Parecen predicar con una cultura del esfuerzo, pero en realidad representan todo lo contrario: insinúan que puedes hacerte rico con el mínimo esfuerzo posible.

La pregunta que todo el mundo se hace es por qué necesitan vender cursos de emprendimiento si les resulta tan fácil ganar dinero. ¿Por qué tienen tantas ganas de desvelar sus secretos? ¿Por qué insisten tanto en que habría que ser idiota para ignorar sus consejos, para no comprar uno de sus cursos?

Los gurús financieros no van a hacerte rico, pero eso probablemente ya lo sabes. Hoy no vengo a contarte eso, sino a averiguar por qué vivimos un boom de vídeos motivacionales y autoayuda. Qué tienen en común Tiktok, una Nespresso y un gurú financiero. La respuesta corta es una palabra muy larga: el cortoplacismo.

Estás leyendo la newsletter de BTY. Únete a la comunidad para echar el freno cada dos semanas y reflexionar juntos acerca del mundo creativo y empresarial.

La cultura del cortoplacismo

En su artículo TikTok is a Time Bomb, Gurwinder Bhogal toca muchos temas interesantes, pero hubo una frase que me llamó la atención:

Liberal capitalism is about making people work in order to obtain pleasurable things, and for decades it’s been moving toward shortening the delay between desire and gratification, because that’s what consumers want.

En las últimas décadas, hemos disminuido cada vez más el tiempo entre la necesidad y la satisfacción de esa necesidad. Hasta llegar a Tiktok, el summum de las recompensas a corto plazo con un esfuerzo igual a cero.

Empresas como Uber, Glovo o Nespresso han basado su modelo de negocio en disminuir el tiempo entre desear algo y obtenerlo. Tinder, por ejemplo, disminuye el tiempo entre desear cariño y quedarse dormido como un bebé en los brazos de un desconocido.

Los vídeos motivacionales y los gurús financieros funcionan exactamente igual: insisten en que dejes de recorrer el camino más largo hacia la riqueza y la felicidad, porque ellos conocen un atajo. Son especialmente paradójicos porque pretenden hacerte conquistar grandes objetivos vitales de la humanidad en el mismo tiempo que un Glovo llega a tu casa.

Pero, a diferencia de Uber o Nespresso, su éxito no depende tanto de la eficacia de un producto, sino de su capacidad para convencerte.

Su negocio no es hacerte rico

Cada vez nos comparamos más con el éxito de los demás, pero nunca con su esfuerzo en el largo plazo. Eso nos lleva a pensar que los demás llevan una vida placentera todo el rato, que componer un disco es cuestión de hacerse viral en Tiktok y que la viabilidad de un negocio depende de sus seguidores en instagram. Los gurús se aprovechan de ello y no solo tratan de convencernos con palabras: también nos muestran una mansión, un garaje lleno de coches, etcétera.

La tendencia a no tener que esforzarnos para conseguir algo puede hacer que choquemos contra una realidad que no ha cambiado tanto: puedes aprender las leyes del laberinto y llevar tu vida o tu empresa por el atajo continuo, pero tarde o temprano meterás el pie en un abismo.

La viabilidad de un negocio no es cuestión de dar el pelotazo, ni de ver un vídeo con las claves del éxito. Los consejos de los gurús financieros no son aplicables y su negocio no consiste en hacerte ganar mucho dinero, sino en hacerte creer que puedes -y debes- ganarlo. En vez de potenciar tus virtudes, agitan tus carencias. Hablan más del dinero que no estás ganando que del que vas a ganar.

Por eso, ver sus vídeos durante un mes no te hará más rico, solo un poco más triste. Y, si compras uno de sus cursos, también un poco más pobre.

Visión a largo plazo

La rapidez y el cortoplacismo también se han instalado en el mundo de la consultoría. Muchas grandes consultoras llegan, asesoran y se van. Cuando llega el momento de aplicar sus consejos, ellos ya están lejos de allí. Y si algo no sale como estaba planeado, ya no es problema suyo.

Con Better Than Yesterday prefiero trabajar de otra manera: vivir los proyectos, meterme hasta la cocina, estar presente durante las fases de implementación y desarrollo. Aprender de la prueba-error e ir nutriendo el conocimiento tácito de manera conjunta.

No me gustaría tener clientes que pretendieran hacerse ricos evadiendo impuestos o dar el pelotazo comercializando energía. Por suerte, mis clientes suelen tener ganas de otra cosa: convertir hobbies en empresas o mejorar el rendimiento y la vida del proyecto al que dedican todo su tiempo.

Sus negocios no nacen de la iluminación o el oportunismo, sino de la pasión, la constancia y el amor por el negocio. Por eso, la mayoría empiezan a ser felices mucho antes de empezar a ganar dinero. Y, para recorrer ese camino, pueden contar conmigo.

Si has llegado hasta aquí, gracias por leer.

Soy Eduardo Caballero, en 2020 fundé la consultora Better Than Yesterday con el objetivo de ayudar al máximo de gente posible a tener el control de su proyecto y hacerlo realidad.

Buena semana.